¿Mi casa es ordenada o no? Lo que pasa es que estoy
encaramada en varias capas arqueológicas, yo por lo general, partiendo de
tabula rasa, soy bastante ordenada. O por lo menos, clasifico con criterio
científico, salud Carolus Linnaeus. Me pregunto si es un valor social o
arquetipal, natural. Sasha viene a mi casa a desayunar arepitas tamaño
morocota, muy apropiadamente llega con mis mismas piyamas, como si lo
hubiésemos hecho a propósito, una de rosa y la otra de azul, Megelas; y me
recuerda el movimiento de rotación del óvulo cuando es alcanzado por la saeta
más centrada y la multiplicación regular en la mórula y su desarrollo, me
recuerda la espiral perfecta del ADN ordenando la memoria y toda la química
orgánica; la cristalización ordenada de los elementos químicos… Dios artista y
creador comienza su creación con un movimiento de ordenación de los elementos. Así
las mujeres, al barrer el patio de mañana, ordenan el mundo.
Entonces cuando tengo que salir, no encuentro las llaves del
carro. Pierdo un montón de tiempo buscando las llaves del carro, que no
aparecen por ninguna parte. Sé que las usé esta misma mañana, muy temprano, así
que deben estar en la casa. Busco en los lugares más obvios. En la sala, en la
cartera, en todas las carteras. En el sofá, debajo de los cojines. Los duendes
esta vez se pasaron. Muevo todo. Con las llaves de repuesto, controlo que no
estén dentro del carro o la maleta. Nada. Vuelvo a pasar revista a todas las
carteras. Busco en los lugares ilógicos, en el baño, en la terraza, en la
nevera (se han visto casos), en el cuarto de la plancha. Nada. Me rindo, soy un
desastre, la más desordenada, no tengo remedio.
Entonces me llama Sasha: mis llaves están en la óptica
adonde ella fue a arreglar sus lentes después de desayunar en mi casa.