DILEMAS DEL TRASPLANTE

Veo un programa de la BBC sobre los pacientes que están esperando un órgano para salvarse la vida. Historias terribles, llenas de pathos, varias películas conmovedoras. 
 Desarrollas compasión y empatía, pero luego te tienes que encontrar con su esperanza de que alguien muera para poder obtener el órgano anhelado. Una terrible contradicción entre esperanza, desesperanza y culpa. Podría ser una película estupenda (aunque cuidado con 9 ounces); pero este documental ya es toda una pieza de narrativa cinematográfica. 
Asistimos a una degradación progresiva, acompañamos a estas personas que reconocemos por nombre propio y por su patología; todos están esperando un corazón y es inevitable establecer jerarquías de prioridad: ¿quién se merece más obtener ese órgano preciado, ese verdadero tesoro? ¿Quién nos gusta más y por qué? ¿Qué criterios usamos inconscientemente para eligir quién tiene más derecho de existir? 
Es una decisión que debe tomar el médico cuando lleva a sus manos un corazón adecuado y asumir esa responsabilidad extrema: cuál de los pacientes que están en la lista, merece más vivir, sabiendo que alguno de los otros puede morir muy pronto por no haber recibido ese corazón. 
Es bastante cruel y revelador, el puñado de dilemas éticos que se nos presentan (¡muchos! el donante, el médico, el receptor, el órgano y su obtención), asociados tanto con la donación y recepción de órganos en sí, como con la posición en que coloca al espectador. 

Y hay una metáfora de vida asociada con estas ideas, pero voy a dejar que cada uno extraiga la suya. 

A veces los peores defectos son también parte del mayor encanto


Hay un ángel especial en las empresas que comienzan, de manera torpe improvisada, idealista y encantadora. Se trabaja por enamoramiento, aventura y total inocencia; luego hay un momento de rebeldía y cambios y altos y bajos; después el proyecto, ya reconocido y con un nombre premiado, es comprado por una empresa extranjera aunque se mantiene la dirección local, y la empresa se ocupa de producir, no de distraerse ni de hacer concesiones a los afectos y la curiosidad: se ha convertido en una máquina eficiente, su alma está dormida. Esto vale tanto para editorial Arte como para la construcción de la persona. 

Actos simbólicos, rituales cotidianos


Hay acciones que repetimos cada día. Estas acciones tienen la tendencia de convertirse en mecánicas, pero podemos recuperar su sentido simbólico y convertirlas en rituales: alimentando a las bestias doy de comer a mis instintos; riego las plantas como quien nutre proyectos florecientes; al barrer el patio ordeno el mundo entero y actúo ese gesto que dentro de elaboración de los eventos permite limpiar mis pensamientos de lo que no es necesario (recuérdense las herramientas de elaboración que aparecen en el cuento de la Doncella Manca); desayuno y me ducho para atender el templo que es el cuerpo… 

Entonces puedo fijarme en lo que me parece que falte y crear una acción cotidiana, un ritual que me encamine hacia lo que deseo invitar en mi vida. 


La mejor patria es un jardín

Cómo se abrazan fracaso y triunfo

Cada hormiga con nombre y apellido

buenas cosas que hacer con libros

Del ADN de cada casa

Migajitas

  • 3 (1)
  • 4 (1)
  • 9 (1)
  • 8 (1)
  • 7 (1)
  • 2 (2)
  • 1 (6)
  • 12 (4)
  • 11 (5)
  • 10 (7)
  • 9 (4)
  • 8 (1)
  • 7 (4)
  • 6 (4)
  • 5 (5)
  • 7 (4)
  • 5 (3)
  • 4 (7)
  • 3 (4)
  • 11 (2)
  • 10 (6)
  • 9 (4)
  • 7 (5)
  • 12 (2)
  • 11 (1)
  • 9 (1)
  • 7 (1)

Otras hormigas