Apocalipsis ahora. Entre lo salvaje y lo civilizado.











“¿Qué somos ante la grandeza y monstruosidad de la Naturaleza? Esto se observa muy bien en el cartel de la película, muy representativo de este espíritu romántico que recorre toda la película. En él puede verse el serpenteante río, refugiado por la maleza amenazante e inhóspita de la selva, y todo ello custodiado bajo un Sol del amanecer que da a la fotografía una luz indeterminada, rojiza, en definitiva, infernal. Toda esta grandiosidad del contraste de luces y sombras, de una Naturaleza dormida pero a punto de despertar contrasta enormemente con los minúsculos helicópteros que como pájaros indefensos revolotean delante del inmenso y omnipotente Sol custodiado por grandiosas nubes. Esta impresionante fotografía de Vittorio Storaro, que fue galardonado con el Óscar por su labor, es el reflejo de lo que se convirtió toda la película: un gran cuadro romántico, que raya lo tenebroso, y que pretende representar lo indefenso que el hombre debe sentirse ante la grandiosidad de la Naturaleza todopoderosa.”

Adolfo Monje:  Meditaciones sobreApocalypse Now de F.F. Coppola.









Cuándo y por qué.


Lunes, 15 de abril del 2013 (el primer día después de las elecciones)

Despierto el lunes en un país que se encuentra picado por la mitad, donde una mitad desconfía de la otra, y todos son vecinos. Parece un cuento de ciencia ficción. Parece una parábola, y todavía no hemos captado su significado. A las tres de la tarde, explotan dos bombas en la llegada del maratón de Boston. Me preocupo porque una amiga fue a correr. 



María Salomé y los TARAHUMARA.

Hizo malabarismos para cambiar su pasaje y poder votar el domingo sin faltar a su vuelo a las 11 de la mañana del mismo día. Aunque es una buena corredora y asumo que para el momento de las explosiones ya había cruzado la meta hacía rato, busco su nombre en una lista que ponen a disposición del público luego del incidente; no lo encuentro. Quizás llegó tarde al avión y tuvo que suspender el viaje, pienso en el Puente de San Luis Rey, los designios del Señor son inescrutables. En realidad ella corrió, el peor maratón de su carrera, lo que hizo que se atrasara peligrosamente. Está a seis minutos de la llegada cuando ocurren las explosiones. Mueren tres personas, incluyendo un niño de ocho años. En la Biblioteca John F. Kennedy, situada a unos cuatro kilómetros de la zona del maratón, se produce un pequeño incendio debido a un cortocircuito.






Por la noche recibo un mensaje en el que me piden orar: otra amiga se sintió mal después de votar,  se cayó, convulsionó, por la noche está hospitalizada en cuidados intensivos, en coma. Una meningitis que estaba incubando sin saberlo, sólo nos deja con la esperanza del milagro. Hablé con ella la semana pasada, por última vez. Nada tiene que ver con nada, no hay explicación. Al fin y al cabo tampoco conocemos las leyes por las que se rigen las condiciones climatológicas.





Afuera suena un gamelán nacional a base de instrumentos de cocina. Un concierto cívico, doméstico y pacífico que me hace de fondo musical mientras intento meditar sobre lo difícil que nos resulta aceptar la impermanencia.

Ay, Quasimodo, tienes tanta razón:

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra atravesado por un rayo de sol, y de pronto es de noche.

La mujer de arena y el entomólogo



Al principio, el entomólogo observa entre las dunas a la hormigaleón, que hace una trampa en embudo por la que se cae su víctima; pronto es él mismo la víctima que cae en la trampa de arena. Se siente preso en una relación a la que ha sido forzado. Busca sin cesar una manera de escaparse, para no volverse loco. Ella teme cada noche, al acostarse, despertar a la mañana siguiente sola. La cooperativa la secunda, le busca el marido, la cuida mientras ella siga las reglas impuestas por la sociedad (lo mismo que la sociedad apoyará que una mujer se mantenga casada, porque soltera es más cara de mantener). Ella en realidad sufre porque él quiera escaparse: desearía que él quisiera quedarse. No le basta con que él se quede, debe además desearlo.



El hombre todavía no se ha dado cuenta de que la situación (o la mujer) lo ha puesto en el papel que mejor le va: querer escapar. Es el rol que más le gusta jugar, incluso más que estar libre. De hecho, cuando estaba libre era un entomólogo un poco zonzo que sólo deseaba que algún bicho tuviera su nombre, ahora es un héroe astuto, ingenioso. Si lo piensas bien, todos los héroes se prueban en situaciones extremas, de amenaza a su libertad. Si no hay amenaza, fuerza antagónica, conflicto, no hay historia. Es la manera masculina de construir una narrativa: el camino del héroe. Al final se dará cuenta de que tiene un nuevo propósito, mucho más importante que el nombrar un bicho, incluso más importante que escapar.
La vía femenina, en cambio, pasa por el rapto amoroso, el beso y el bosque; y su narrativa puede ser difusa. 

Suna no Onna, La mujer de arena (1964) Hiroshi Teshigahara


La tiranía del norte es culpa de la gravedad


El desarrollo se instala en el norte, el subdesarrollo en el sur.
Arriba es mejor que abajo, quién habrá inventado los primeros mapas, ahí está Torres García para proponer  otra opción. Arriba! Arriba! Estar down es negativo.
Estar arriba es estar en una posición de poder, me dicen, en sexo también. Qué cosas.
Culpa de la gravedad y su fuerza, que apoya al que está arriba, dándole una ventaja aplastante, gracias al peso. No hay derecho.


LO QUE SE HEREDA NO SE HURTA


Slevin & The italian job: Me encantan las películas de ladrones ingeniosos y encantadores, perfectos gentlemen , reencarnaciones de Arséne Lupin. Creo que mi abuelita diría que hacen buenos novios sólo sobre el papel o la pantalla. (Cada uno lleva su propio caballo blanco, y esta idea no está mejor ilustrada que en las historias de los raptos de Zeus, que sabía entender de qué tenía que disfrazarse para seducirlas).

Volviendo a estas dos películas, deliciosas para pasar un fin de semana tranquilo y sin complicaciones, tienen otro elemento en común: se trata de una reverencia por la línea roja, la herencia del linaje familiar. Una reivindicación del padre y todas sus circunstancias. En S7 hay padres, hijos, e incluso un padre putativo. Padres que protegen a sus hijos, hijos que vengan a sus padres. Hijos que se independizan del padre. En TIJob hay un padre real, un padre putativo, la herencia en la sangre (lo que se hereda no se hurta), hijos vengando a su padre. Y enriqueciéndose con ello, en todo sentido.

Interesantes puntos de partida para una reflexión sobre el padre. Realmente me gustaría echarle el guante a ese libro que me presentó Gala Garrido (gracias Gala), de mi amiga Louise Bourgeois: La destrucción del padre

La mejor patria es un jardín

Cómo se abrazan fracaso y triunfo

Cada hormiga con nombre y apellido

buenas cosas que hacer con libros

Del ADN de cada casa

Migajitas

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Otras hormigas