En la siesta, soñé que enterraban al elefante vivo, lo
preparaban primero, le daban de comer y lo embadurnaban con alguna cosa; hacían
la excavación y lo descendían tal y como estaba, parado, inmóvil. Yo pensaba en
sus ojos, que se llenarían de tierra; pero después me tranquilicé, cuando pensé
que el elefante los podía cerrar. Al parecer, esta la mejor manera de
conservarlos, protegerlos, sobre todo los protegía de los cazadores furtivos
que iban tras sus colmillos.
Todo esto soñé, y entonces me di cuenta de que
estaba soñando, que llevaba el registro para conservar su memoria, y entonces
pensé: si sé que estoy soñando, es un sueño lúcido; así que puedo hacer lo que
quiera. Pero entonces, ya estaba despierta.
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