Un estudiante mencionó que su padre estuvo
en las Torres Gemelas; usó ese verbo, que podría haber sido ambiguo en
cualquier otra sentencia. Como parte de su presentación nos hizo mirar la
imagen de un cuerpo suspendido del instante y la punta del segundero, sobre ese
fondo tan dolorosamente familiar en nuestra memoria visual colectiva. Y nos
pidió que imagináramos. No sé cómo terminar este párrafo.
BELLA DURMIENTE
Con sus diezmil patitas diminutas
la frágil delicada casi inocua
la blanca muerte que repta
algodonosa
Sin descanso le bailaba hilando
en derredor su huso demasiado
lento
silencio iba goteando su partida
nuestras risas desesperadas
retumbaban
sin ningún amparo en ese ruedo
a la deriva
Ah pero la vida y su porfía
los ruidos verde catarata adentro
el triunfo
¡fabuloso!
ResponderEliminarvivir en tu lectura
la memoria recuperada
(la muerte es blanca y la catarataviva es verde)
gracias
sasha (ak)